La Historia de Dani muy bien contada por su Madre |
Recomiendo encarecidamente a
cualquiera que tenga sospechas de que su hijo o el de algún amigo
presenta síntomas de autismo (sobre todo, después de inyectarle las
criminales vacunas), que ponga mucha atención y no deje el asunto de la
mano, pues el tiempo juega en su contra.
Un bebé feliz
Dani,
mi segundo hijo, nació el 9 de abril de 2008, en un precioso parto
donde viví la emoción de verlo llegar al mundo desde mi total plenitud y
madurez como madre. Fue un niño macrosómico: pesó 4 kilos 300 gramos.
El parto fue largo y costoso, y en algún momento se tiñó el líquido y
se pensó en intervenir con oxígeno. Pero finalmente, Dani eligió salir y
nació sin cesárea ni intervención con fórceps o ventosas. Salió y
lloró como un gran guerrero, librando su primera gran batalla.
Su
primer año de vida transcurrió con total normalidad en cuanto a su
desarrollo psicomotor y cognitivo (sus dolencias bronquiales merecen un
relato aparte). Era un niño extremadamente alegre, expansivo, risueño
(le faltaban horas al día para reírse a carcajadas), comunicativo,
juguetón, social y, sobre todo, muy cariñoso y afectivo. Llamaba la
atención su sonrisa, su búsqueda de una caricia, su despierta mirada a
todo lo que le rodeaba.
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